El inicio

Emprender está nueva pasantía para mí fue todo un reto, porque consistió en iniciar una búsqueda de una familia que me necesite, pero la cual no ha pedido mi ayuda e intromisión en sus vidas. Para poder lograr eso necesité superar todos mis miedos y temores de enfrentarme con una familia, para así poderlos apoyar en las situaciones que están pasando; también para poder brindarles lo mejor de mis conocimientos a esta familia.

Antes de tener contacto con la familia con la que trabajaría en esta ocasión, me sentía un poco nerviosa, lo cual me incomodaba, ya que no sabía ni que quienes eran las personas con las que iba a tratar, ni que iba a hacer dado que no conocía al niño. Tampoco sabía qué les iba a decir para poder entablar la primera relación con estos padres de familia para crear una relación de confianza. Pero el tiempo pasaba y yo necesitaba entrar en contacto con ellos, por lo que apenas obtuve el teléfono, los llamé para así poder dar el primer paso a lo que sería ponernos de acuerdo en la hora a la que nos encontraríamos al día siguiente. Cómo no sabía nada de la familia, más que el nombre del niño, fui dispuesta a ver qué era lo que sucedía.

El día viernes al llegar a la casa de la familia, me salió al encuentro Javier, todos los nombres serán ficticios para proteger a la familia, él llevaba en los brazos a Esteban, lo salude y lo seguí, cuando llegamos a la casa, me presentó a Isabel quien era la madre, al verlos, me pude dar cuenta de que la familia era totalmente diferente a lo que yo me imaginaba. Yo pensaba encontrarme con unos padres mayores a mí, pero al verlos me pude dar cuenta de que no era así, que ellos eran menores, por lo que en ese momento sentí que nuevamente me invadía el temor, sentí que esta se me complicaba ya que no sabía cómo llevar a cabo manejar esta situación. Mientras comenzábamos a hablar no dejaba de pensar ¿cómo los trato?; ¿ahora qué hago?, pero estos pensamientos desaparecieron muy rápidamente ya que me di cuenta de que lo que yo tenía que hacer era lo mismo en cualquiera de las dos situaciones. Yo era la terapeuta que se acerca a esta familia con la finalidad de ayudarla. Por ende me enfoque en que estas personas aún siendo menores a mi ya eran padres y no solo eso, sino que eran “mis clientes” y estaban poniendo sus expectativas, su confianza y lo más importante de todo a su hijo en mis manos, para que hiciera lo que sé hacer; por ello sentía que se merecían todo mi respeto, a la vez todo mi esfuerzo para poderlos guiar adecuadamente.

Mientras íbamos conversando me surgieron algunas dudas, sentía que antes de entrar a preguntarles acerca del pequeño debía conocer más de ellos, por qué sentía que eso me iba a permitir entablar una relación con ellos. Poder conocerlos, eso me parecía que era fundamental para el trabajo que estábamos iniciando. Quise conocer acerca de sus sentimientos por ser padres, a lo que ellos me respondieron algo que me gusto, que era algo totalmente diferente a lo que habían vivido y que era un compromiso muy grande, porque tenían que cuidar a una personita más. Como esta varias preguntas que lo que trataban de hacer era poder conocer a los padres, sus ideas y poder hacer que sientan que pueden confiar en mí para que sepan que estoy ahí lista y dispuesta para ayudarlos en todo momento

En fin, el trabajo me gustó, pude ver como los padres tenia para el niño un ambiente lleno de afecto, lo cual me indica que podemos realizar (ellos y yo) un buen trabajo para ayudar al niño. Al finalizar esta primera jornada, me pude dar cuenta de que yo como profesional pude superar mis temores iniciales y lograr engancharme con el trabajo que debía hacer, por lo que ahora me siento más confiada para poder realizar este trabajo.